miércoles, 1 de agosto de 2012

Vasos de café que te dicen cosas bonitas

¿LIBROS DE AUTOAUDA? ANDA, TÓMATE UN CAFÉ


Hoy voy a compartir con vosotros lo que me ha pasado esta mañana con el café, mas concretamente con el vaso. Algo increíble.

Empezaré desde el principio...

07:50 am. Suena la alarma del móvil. Un sonido horroroso según afirman mis fuentes cercanas, aunque tengo que reconocer que no les falta la razón. Lo que no entiendo es por qué se empeñan en que me la cambie por una melodía suave con pajaritos de fondo afónicos y estériles, eso no despierta a nadie... o por lo menos no a mí. Pero a pesar de tener una alarma P O T E N T E, mi cuerpo no responde.

07:55 am. Vuelve a sonar la alarma. Mis ojos hacen el intento de abrirse y mi mente de actuar, pero las fuerzas son pocas. Solo tengo las justas para alargar la mano y apagar la alarma.

08:00 am. Otra vez la alarma. Como podéis ver, soy chica lista. Tengo programadas 4785458 alarmas para así asegurarme de que alguna consiga tocarme suficientemente las narices (hablando finamente) como para apagar la alarma y levantarme con mal humor, como debe ser para empezar bien la mañana. Pero en esta ocasión volví a repetir la misma secuencia que en la anterior... ^_^

A la siguiente ya si que me levanto -en realidad a las cinco siguientes, pero no quiero alargar la historia-. Como ya salía un poco justa de hora, fui directa a vestirme, no me daba tiempo a desayunar (ya sé que el desayuno es la comida más importante del día y que "no es excusa el tiempo justo", pero ahora déjame que yo te diga otra cosa mariposa... la teoría suele ser en la mayoría de los casos, todo lo contrario a la realidad :D).


Por fin!  Después de una elección de ropa y peinado ominoso o lo que es lo mismo, abominable, causada por la falta de tiempo, salgo de mi casa a toda prisa... y para no perder la costumbre, llego algo justa al trabajo. Aunque tengo la suerte de que poca gente es la que llega puntual en mi trabajo y no pasa nada mientras no pase de media hora, claro.

Me cambio de ropa y debido al estrés de haber salido a todo trapo y sin desayunar, me voy directa a la máquina de café...


Y entonces me encuentro a George Clooney haciendo un anuncio de Nespresso... -Ah no, espera- Es un señor con peinado a lo George pero nada que ver (¡qué decepción...!). El señor me sonríe y a continuación me hace la siguiente pregunta: "¿perdone, señorita por favor, dónde está el ascensor?" y mi respuesta acompañada de otra sonrisa falsa es: "siga la flecha del cartel que tiene justo enfrente donde pone ASCENSOR", a lo que el señor me responde: "¡anda, es verdad!" ¿gracias...? Una de las cosas que más me fastidian en mi trabajo es que me pregunten hasta en la máquina del café, la verdad.

(En fin, prosigo...) Como en esta ocasión había dormido un poco mal por lo que también había apagado más alarmas de lo habitual... -aunque en realidad lo hago casi siempre simplemente porque  - me saqué no uno (como haría alguien normal) sino dos cafés con leche.
La verdad es que es maravilloso poder tomarte el (bueno, los) café(s) tranquilamente. Esto de normal no lo puedo hacer en mi trabajo, pero como es verano y hay menos personal, también suele haber menos trabajo y el que hay normalmente es más tranquilo. Entonces ocurre ese momento en el cual solo estábamos yo y los cafés... hmmmmm, ¡ese sabor de café de máquina...!

Curiosamente al terminar de bebérmelos, no tiré los vasos (siempre los tiro acto seguido). Como todavía estaba un poco adormilada y no había trabajo para despejarme y entretenerme, me quedé empanada totalmente. Vamos, con la mente en blanco y mirando a un punto fijo en la pared... 

En ese instante todo era RELAX... hasta que unos pensamientos oscuros inundaron mi cabeza de preocupaciones!

O H M Y G O D !


Intenté borrar esos pensamientos, pero no había forma de hacerlos desaparecer... hasta que UNA VOZ INTERIOR me tranquilizó, y me dijo que todo estaba bien...

-¿Era mi ángel de la guarda?-


Nada más lejos de la realidad, resulta que sin darme cuenta había cambiado el punto fijo (que era la pared) por el vaso del café que curiosamente tenía frases esperanzadoras escritas en el!


La situación era ridícula. Un vaso de café me estaba consolando... pero REALMENTE me hizo sentir feliz y con ánimos de seguir adelante...!!!

Por lo que despedí a mi psicóloga y desde entonces me dediqué a beber café más a menudo :)

HASTA OTRA...!


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